La ladrona de libros, de Markus Zusak

· Título: La ladrona de libros
· Título original: The Book Thief
· Saga: libro único
· Autor: Markus Zusak
· Traductor: Laura Martín de Dios
· Editorial: Debolsillo
· Fecha de esta edición: enero 2014 
· Páginas: 544
· Precio: 9,95 €
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Tráiler de la película · Sinopsis:
Érase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía bellos cuentos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras. Con estas palabras se escribió una historia hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable.
 
· Puntuación: 5/5
· Reseña:

Creo que a los humanos les gusta contemplar la destrucción a pequeña escala. Castillos de arena, castillos de naipes, por ahí empiezan. Su gran don es su capacidad de superación.

La ladrona de libros llevaba en mi punto de mira tanto tiempo que ya ni siquiera recuerdo cómo descubrí su existencia. Lo había tenido en mis manos mil veces cuando paseaba por librerías, y mil veces lo volví a dejar en el estante. De hecho, muy probablemente si no se hubiera estrenado la película, este libro y yo seguiríamos jugando al escondite. Y ni siquiera sabría lo que me estaría perdiendo.

Supe que este libro iba a gustarme desde la primerísima página; desde la primerísima frase, de hecho. Simplemente lo supe. Y no me equivoqué. He disfrutado cada párrafo y cada palabra; cada página se me ha antojado un regalo y cada personaje me ha llegado al corazón de un modo u otro. Nuestra protagonista, Liesel, es sencillamente entrañable. Pero, sin duda alguna, mi personaje favorito es Hans Hubermann: el hombre del acordeón, el de los ojos de plata y el corazón tan grande que no le cabe en el pecho (al que en la película da vida de manera magistral Geoffrey Rush, aunque esto ya lo hablaremos en otra entrada). Sin embargo, tampoco podría dejar de mencionar, aunque sea solo de pasada, a otros personajes tan especiales como son Rosa Hubermann, ruda y seca como ella sola, y con un corazón tan grande como el de su marido; Rudy, el chico del cabello de color limón; o Max, el judío que, oculto en un sótano, combate cada noche a puño limpio contra el mismísimo Führer. 

Pero si hablamos de personajes no podemos olvidarnos de nuestra narradora, que es ni más ni menos que la mismísima Muerte. Me ha parecido un detalle muy original y que, desde luego, aporta una perspectiva muy interesante a la novela.

Parece que cuando se habla de La ladrona de libros todo el mundo comenta cuánto lloró, y cómo es una novela que debe leerse con un paquete de pañuelos al lado. Y no acabo de estar de acuerdo. Es decir, sí, Markus Zusak me arrancó unos cuantos lagrimones. Sin embargo, no considero que sea una novela con la que llorar. Y es que aunque hay varias dosis de drama, sobre todo hacia el final, principalmente es una historia que me ha parecido muy tierna y bonita. Dura, por supuesto, porque no podemos olvidar que estamos en la Alemania nazi, pero bonita al fin y al cabo. De hecho, La ladrona de libros no deja de reflejar el mundo de una niña de diez años: la guerra, el hambre y la muerte forman parte del telón de fondo de su vida, pero lo que aquí vemos sobre todo es su día a día, con sus amigos, su familia y sus libros.

Markus Zusak. Si no fuera por él y por su pluma, probablemente esta sería una historia más sobre la Segunda Guerra Mundial. Y es que tan importante es tener una buena historia como saber cómo contarla; y él ha sabido hacerlo con un estilo único y poético que logra que las palabras de esta historia lleguen hasta el corazón del lector. No negaré que en un par de ocasiones me ha parecido un pelín forzado; pero como tampoco sé qué papel juega aquí la traducción y como, tal y como he dicho, ha sido solo en un par de ocasiones, no le he dado mayor importancia. Desde luego, no ha bastado para desmerecer la opinión general del libro.

Prometo que ya acabo la reseña, pero antes permitidme comentar el único aspecto que no me ha acabado de convencer: el final. Para evitar caer en spoilers, me limitaré a decir que, personalmente, tengo la impresión de que el autor quería hacer un final tan tan impactante que a la hora de la verdad se le ha visto el plumero. Se le ve demasiado la intención, por lo que por mi parte ha perdido parte de su efecto.

Es definitiva, este es uno esos casos en los que siento que me faltan palabras. Me faltan palabras para expresar todo lo que he sentido; cómo de especial se me ha antojado esta lectura y sus personajes, a los que ya echo de menos. Me faltan palabras para expresar cuánto me ha conquistado el estilo de Markus Zusak y para transmitir las ganas que siento de seguir leyendo sus otras obras. Pero, sobre todo, siento me que faltan palabras a la hora de intentar convenceros de que leáis este libro; porque por muy larga que haya quedado esta reseña, siento que las palabras no han sido suficientes para transmitir cuánto os recomiendo este libro. Yo guardaré La ladrona de libros muy cerca de mi corazón; espero que le deis una oportunidad y que, si lo hacéis, lo disfrutéis tanto como yo. 

—No pude reprimirme —se disculpó.
—¿De qué hablas, Max? —preguntó Rosa, agachándose para mirarlo a la cara.
—Yo… —intentó explicarse—. Cuando todo estaba en silencio, subí al pasillo y la cortina del comedor estaba un poco descorrida… Se veía la calle. Miré, sólo unos segundos.
Hacía veintidós meses que no veía el mundo exterior.
No hubo ni enfados ni reproches. 
—¿Qué aspecto tenía? —preguntó Hans.
Max levantó la cabeza con gran pesar y estupefacción.
—Había estrellas —contestó—. Me quemaron los ojos.