RESEÑA. Laura Esquivel: Como agua para chocolate

Título: Como agua para chocolate

Autor: Laura Esquivel

Editorial: SALVAT

Páginas: 213

Versión cinematográfica: Como agua para chocolate dirigida por Alfonso Arau (1992).

Sinopsis: [contraportada] Entre sabrosas recetas de cocina, y en un ambiente dominado por la ausencia y la pasión contenida, Tita y Pedro protagonizan una extraña y fantástica historia de amor. […] Pero como la contraportada se queda un poco corta, pues os dejo mi propio resumen:

En la familia De la Garza, la hija pequeña deberá renunciar al matrimonio para ayudar a su madre toda la vida. Cuando Tita descubre que por culpa de esa tradición familiar deberá renunciar a su amor por Pedro para cuidar de su madre, decide oponerse; pero Mamá Elena no acepta réplicas. Cuando Pedro se presente en casa de la familia De la Garza para pedir la mano de Tita, y ante la rotunda negativa de Mamá Elena, decidirá entonces aceptar casarse con la mayor de las hermanas, Rosaura. Lo que todos desconocen es que la intención de Pedro con este matrimonio es estar más cerca de su verdadero amor, Tita.

Como agua para chocolate mezcla la narración de la historia principal con la realización de varias recetas, pues Tita ha pasado la mayor parte de su vida en la cocina, convirtiéndose así en una habilidosa cocinera.

Mi opinión:

Podríamos definir este libro en una sola palabra: dramón. Puro y duro. Le di una oportunidad al libro porque me llamó la atención que mezclara la historia con recetas de cocina, pero ni eso ha logrado mantener mi interés a lo largo de la lectura.

Tita es la menor de las tres hijas de la familia de De la Garza, habilidosa cocinera y de fuerte espíritu. Decidirá enfrentarse a su madre cuando le sea revelado que le es prohibido el matrimonio y su amor por Pedro. Pedro es un hombre tremendamente pasional y un completo cobarde. En lugar de fugarse con Tita —¿quizás por miedo a perder sus posesiones?—, decidirá casarse con la hermana de su amada para complicar la vida de todos. Desviará la vista ante el dolor de Tita y aparecerá cuando a él le parezca conveniente, sin decidirse a romper su matrimonio con Rosaura. Un hombre digno de admirar (nótese la ironía).

Tiene mucha importancia, también, el personaje de Mamá Elena. Una fuerte mujer a la que nadie debería oponerse si se desea seguir viviendo con más o menos tranquilidad. Mamá Elena intuirá las intenciones de Pedro y Tita y hará todo lo posible por evitar que la (no) pareja se encuentre a solas. Quizás la mejor manera de representar a este personaje sea a través de la siguiente cita:

Indudablemente, tratándose de partir, desmantelar, desmembrar, desolar, destetar, desjarretar, desbaratar o desmadrar algo, Mamá Elena era  una maestra.

Otros personajes que aparecen en la historia para añadir su granito de arena son: Nacha y Chencha, las cocineras de la familia De la Garza y grandes apoyos para Tita; Gertrudis, la mediana de las hijas de la familia De la Garza; y John, un médico que se enamorará perdidamente de Tita y le ofrecerá su ayuda siempre que la necesite.

Aunque en un inicio parece ser interesante, el resultado es un supuesto romance que carece de amor durante gran parte de la historia. Básicamente se centra en los pensamientos y sentimientos de Tita. No logró engancharme y no simpaticé con los personajes. Además, hay ciertos sucesos a los largo de la historia que son… absurdos —no hay otro modo de definirlo—. No sé cuál era la intención de la autora con esos momentos, ¿quizás añadir un toque de humor? Por mi parte, lo único que ha logrado es cortarme el ritmo de la lectura de tan desconcertantes y absurdos que me parecieron.

Mi primer catada a la romántica histórica y he acabado con dolor de barriga. ¿Alguna sugerencia para recuperar el apetito de este género?

Tita bajó la cabeza y con la misma fuerza con que sus lágrimas cayeron sobre la mesa, así cayó sobre ella su destino. Y desde ese momento supieron ella y la mesa que no podían modificar ni tantito la dirección de estas fuerzas desconocidas que las obligaban, a la una, a compartir con Tita su sino, recibiendo amargas lágrimas desde el momento que nació, y a la otra a asumir esta absurda determinación.