RESEÑA. Alessandro d'Avenia: Blanca como la nieve, roja como la sangre

Título: Blanca como la nieve, roja como la sangre

Título original: Bianca como il latte, rossa come la sangue

Autor: Alessandro D’Avenia

Traductor: Neus Nueno

Editorial: Rosa dels vents (catalán)

Páginas: 264

Sinopsis: Para Leo todas las emociones tienen un color, y el blanco es la ausencia, la soledad y la pérdida. El rojo, en cambio, es el color del amor y de la sangre; rojo es el color de los cabellos de Beatrice, el sueño de Leo, aunque ella todavía no lo sabe. Cuando Leo descubre que está enferma y que su enfermedad está relacionada con el blanco que tanto le asusta, deberá buscar dentro de sí mismo, sangrar y renacer para encontrar el coraje que le permita creer en los sueños infinitos.

Mi opinión:

Este libro es puro sentimiento. Puro color. Puro sueño. La difícil mezcla de los tres anteriores con la insoluble desorientación de la adolescencia. El resultado es una bebida ligera, cuyo frescor permanecerá en el cuerpo más de lo que en un inicio se esperaría.

En la página 11 me presentaron a mi nuevo compañero de viajes, Leo, un adolescente que va de guays y que, para colmo, es el graciosillo de la clase. El tipo de adolescente que logra crisparme los nervios antes siquiera de abrir la boca. Eso no podía acabar bien.

Leo tiende a relacionarlo todo con los colores. El blanco es el color del vacío: una hoja en blanco, pasar la noche en blanco, quedarse en blanco… de hecho, el blanco ni siquiera es un color. Y Leo no lo soporta. En cambio, el rojo es amor. Como los cabellos de Beatrice. Como toda ella. El rojo, el rojo es el color que quiere Leo. Leo sueña con una vida con Beatrice; pero Beatrice está enferma. ¿Qué hará cuando el blanco, el vacío, empiece a invadirlo todo? ¿Qué hará cuando sus sueños empiecen a palidecer?

Tengo miedo. Tengo vergüenza. Solo me tengo a mí, y no es suficiente, nunca es suficiente.

[traducción mía aproximada del catalán al español]

Pero no podemos olvidarnos del color azul. El azul del mar en calma, del cielo en un tranquilo día de verano. Su mejor amiga, Silvia, ella es azul. Aquella con la que siempre se puede hablar, un rincón secreto en el que descansar y aguardar hasta que amaine la tempestad.

A través de Leo, iremos conociendo a todos los personajes. Estudiaremos con Silvia y dejaremos que cure nuestras preocupaciones, jugaremos un rato a fútbol con Niko y conoceremos y nos enamoraremos de Beatrice.

Sin apenas darnos cuenta, Alessando D’Avenia nos conduce entre los revueltos sentimientos de Leo. Conocemos sus miedos. Sus reflexiones. Le vemos buscar su Sueño, superando adversidades e intentando pintar sobre blanco. Vemos cómo las dificultades dejan cicatriz y, a la vez, le obligan a madurar.

Yo me quedo con esto. La evolución de los sentimientos de Leo a lo largo de la historia. Me quedo con haberle visto madurar. Me quedo con esas lágrimas derramadas en el tren, y esas muchas frases preciosas que Alessandro d’Avenia me ha regalado.

Blanca como la nieve, roja como la sangre no cuenta una gran historia, carece de espectacularidad, pero tiene encanto. Es una lectura ligera, ágil y rápida que desprende emoción y sentimiento en cada palabra.

Una vida sin sueños es un jardín sin flores, pero una vida de sueños imposibles es un jardín de flores falsas..

Book tráiler: